Por Pedro Baracutao
En Antioquia son 203 líderes y lideresas sociales y 41 los firmantes asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz. En Colombia padecemos una violencia estructural que también cobra la vida de las mujeres: ocurrieron 410 feminicidios el año pasado y van 21 en lo corrido de este año. Lo del año pasado es escandaloso: 34 feminicidios mensuales, más de 1 caso diario. Y solo el 3 % de esos casos tienen ejecución de penas. Esa impunidad hace parte de nuestras violencias históricas. Una hecatombe que nos debe movilizar permanentemente.
Por eso nos convocamos este mes en un duelo colectivo por esta pérdida de vidas humanas y proyectos políticos, ambientales y sociales que sigue en aumento. Se le exige a los actores armados el respeto por la vida y hacemos un llamamiento de urgencia de acciones al Estado colombiano para proteger efectivamente la vida de las mujeres, de los liderazgos y de las y los firmantes.
Es triste que tras siete años de la firma del Acuerdo de paz aún sigamos aumentando la cifra de asesinatos de firmantes, líderes sociales y feminicidios en los territorios. Van 419 firmantes de paz asesinados en todo el país. Una cultura de la guerra se ha arraigado no solamente con ocasión del conflicto armado sino con la violencia simbólica instaurada en las relaciones cotidianas.
Por todo lo anterior es que estamos convocando a un duelo colectivo contra esta tragedia que nos debe movilizar como pueblo que ha luchado y merece las paces que vendrán.
Junto a organizaciones como Defendamos La Paz NOS SEGUIREMOS MOVILIZANDO para dejar un mensaje claro: el primer bien de la paz es la vida, de firmantes, de las mujeres y de liderazgos sociales y ambientales amenazados en todo el territorio nacional. Juntémonos en este grito colectivo por la Vida y la Paz. Como lo expresa la profesora Isabel Puerta Lópera:
Para hacer más y mejores creadores de paz no bastan las propuestas, faltan las acciones en escenarios concretos, falta la disposición al perdón, la solidaridad con otros, el cuidado de la vida en todas sus extensiones, más y mejores formas de relacionamiento social, en fin, todo lo que contribuya a exaltar la vida viviendo y compartiendo con otros, con animales, con plantas, con ríos y mares, con objetos y todo nuestro planeta. Podemos aprender a desandar la guerra y caminar la paz.