Por Pedro Baracutao
Como firmante de paz y Representante a la Cámara por el Partido Comunes, nacido del Acuerdo de la Habana, rescato de esta sentencia no solamente su valor jurídico sino su contribución a la reconciliación, a la no repetición y a la verdad. La UP, como lo expresó Imelda Daza, nació de un Acuerdo de Paz con el gobierno de Belisario en 1984, en uno de los tantos intentos que hemos tenido por transitar de la insurgencia armada a la política legal. Fuimos traicionados y trataron de exterminar este sueño de patria grande con justicia social.
El martes 7 de febrero de 2023 realizamos en el Capitolio Nacional la sesión conjunta en homenaje a la Unión Patriótica, a la memoria de sus dirigentes y militantes asesinados, de las víctimas y sobrevivientes. La UP en cabeza de hombres y mujeres revolucionarias rompía el viejo Frente Nacional detentador del monopolio del poder y se convertía en la tercera fuerza política del país. Pero la lógica de la seguridad nacional y de la lucha contrainsurgente contra el enemigo interno, inspirada en el anticomunismo, quizo exterminar este sueño de una Nueva Colombia que seguimos encarnando desde Comunes. Llevamos 385 camaradas asesinados y por eso nos declaramos víctimas del Estado: nos aplazaron la voluntad de hacer política sin armas durante otros 34 años, dejando un saldo de muerte y dolor que es difícil superar.
El surgimiento de la UP el 28 de mayo de 1985 condensó la voluntad de las FARC-EP de hacer tránsito a la vida civil y el nuevo movimiento político amplio se nutrió de dirigentes populares, incluso liberales y conservadores que nunca empuñaron armas. En 1986 la Unión Patriótica participó por primera vez en elecciones. Su candidato presidencial Jaime Pardo Leal logró más de 300.000 votos equivalentes al 10% de la votación total y en los comicios legislativos la UP logró representación en el Senado, en la Cámara de Representantes, así como un buen número de escaños en Concejos Municipales y Alcaldías.
En los primeros 14 meses del gobierno Barco fueron asesinadas más de 400 personas vinculadas a la UP. Desde el Gobierno Barco fueron asesinados 3.122 integrantes de la UP. Entre 1986 y 1987 los muertos de la UP representaron el 60% de las víctimas vinculadas a movimientos sociales y políticos. Fueron asesinadas 5.733 personas (muchas de ellas desaparecidas). Entre los asesinatos se cuentan dos de sus candidatos presidenciales, 32 candidatos a concejos, alcaldías y asambleas, 165 concejales, 14 diputados, seis congresistas y 17 alcaldes (https://www.arcoiris.com.co/2023/02/exterminio-de-la-up-y-una-sentencia-historica-de-la-corte-interamericana-de-derechos-humanos/).
La CIDH estableció la responsabilidad del Estado por las siguientes razones: 1) Violencia física y simbólica en contra de un partido político declarado como “enemigo interno”, obstaculizando su actividad política. 2) Acciones y omisiones al deber de protección estatal creando un clima de victimización y estigma en contra de la UP. 3) Afectación de la integridad física y psicológica de los integrantes y militantes de la UP por la estigmatización creada. 4) Retiro de la Personería Jurídica de la Unión Patriótica suprimida por el Consejo Nacional electoral en 2002, aunque dicha personería fue restituida por el Consejo de Estado, en julio de 2013.
Se fraguó una alianza entre grupos paramilitares, sectores tradicionales de la política, fuerza pública y grupos empresariales para contrarrestar el avance de esta fuerza política. Para ello hicieron uso de la violencia en contra de simpatizantes y militantes en una labor de extermino que se extendió por más de dos décadas en el territorio nacional. Todo esto orquestado bajo la idea de que cualquier brote revolucionario había que exterminarlo a sangre y fuego. En veinte años las víctimas de la UP (asesinatos, desapariciones forzadas, torturas, amenazas, estigmatización, judicializaciones indebidas, entre otras prácticas violentas) ascendieron a más de seis mil, reportadas ante la CIDH.
Todo esto se configuró en un crimen de lesa humanidad que se empieza a repetir con el exterminio de firmantes de paz en todo el territorio nacional. La flor de la esperanza que el establecimiento ha querido machacar renace con nosotros en el nuevo partido de la paz, hoy Comunes. No podrán arrebatarnos el sueño de la paz. Sea la ocasión para exigir la liberación de Simón Trinidad, obligado a tomar las armas por el exterminio de su partido político legal, y posteriormente extraditado injustamente a los EE.UU.